EDITORIAL
|
Jose Alberto Nieto
Rojas Rector de la Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología UMECIT, Panamá |
¿Deben ser curiosas las Universidades?
Al pasar revista a la Ley de
Universidades, diría, que, de todos los países, es casi reiterativo,
el que uno de los objetivos que legitiman la existencia de tan nobles instituciones, es el buscar, “averiguar”, “aportar”, “coadyuvar”, “contribuir “, a solucionar los problemas del país en que se enclavan.
Esta fundación, a primera vista,
algo bien simple, pareciera desprenderse de consideraciones ligeras sobre qué
falta, qué anda mal, qué pasa con esto y con aquello, percibidas al pasar por
calles, pueblos, campos y ciudades; o al oír,
de viva voz, quejas de ciudadanos, o, al hojear páginas y seguir noticias de
periódicos y medios en los que el pueblo refleja su sentir.
La superficialidad estaría marcando
esta forma de ver, de percatarnos de lo que se carece,
de lo que se necesita aquí o allá, de lo que hay que hacer, justo, para “mejorar”
o “resolver” lo uno o lo
otro, como consecuencia del compromiso institucional con el país.
Pero la tarea universitaria, la
tarea de los universitarios, bien al contrario, es algo muy complejo, hondo y lleno
de exigencias. Ni el “ayudar”, ni el “solucionar” serán posibles, de veras, si previa- mente no se logra un
firme basamento en el “buscar” en el “averiguar”.
Es la hora, pues,
de la curiosidad. La curiosidad es el gran motor de quienes buscan.
Ella impulsa.
La curiosidad mantiene espabilada
el alma de la universidad y se consagra indiscutiblemente,
en logros de saber. Su ser
inquisitivo, de búsqueda, de querer descubrir,
insaciable, expectante siempre, enriquece, de manera singular, la vida de la universidad.
Trescientos años antes de Cristo, en su Metafísica, ya Aristóteles nos advierte: “…los hombres
ahora y desde el principio comenzaron a filosofar al quedarse maravillados ante
algo…”
La perplejidad, el asombro,
disparan, hoy como ayer la curiosidad del hombre de hoy, hecho universidad. Tras los ¿por qué?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿para qué?, afloran, múltiples
generadores de problemática incontable.
Estamos ante la interpretación, quizás las más fecunda del término “curiosidad” y encarnaría, sin duda, la función medular de la
academia: la investigación.
La Revista “CATHEDRA”, ahora en tus manos, es, justamente,
producto de investigación e investigadores.
Pensar en la, “parte” dentro del
todo; pensar en cada país como “parte” de la globalización o pensar en el papel
de cada “parte” en un compromiso contractual, sitúa al lector en posiciones
diferentes. Los investigadores, los buscadores del saber, ofrecen las precisiones de cada caso, pero nos quedan aún los
imprevisibles aportes de quienes no renuncian a la curiosidad.
La universidad, en consecuencia,
con decidido propósito, debe estructurar su cuerpo de “buscadores” y consciente
de que mientras más se investiga, más investigación se genera, debe igualmente
orientar con inteligente esfuerzo el robustecimiento de su saga de “curiosos”,
de su saga de investigadores.
El conocimiento, hijo del hacer científico es indicador irrefutable de excelencia y es él, justamente,
el punto de partida y la garantía para que, en verdad, ese “coadyuvar”,
“averiguar”, “buscar”, “contribuir”, de las universidades sea productivo y generador
de reales niveles de calidad en la vida de los pueblos.
Como Rector de la Universidad
Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología me complace poder contar
con este nuevo
número de nuestra
revista de Derecho
y Ciencias Forenses
CATHEDRA, la cual en esta ocasión
y por vez primera, la tenemos disponible en formato impreso
y digital.
Es una muestra de esa inquietud de nuestros autores,
de ese deseo de aportar
a la sociedad del
conocimiento. Para UMECIT es
un compromiso permanente poder ofrecerles estos productos
intelectuales, que sin duda alguna nos permiten fortalecer la gestión
institucional en el área de investigación. Enhorabuena!!!
CATHEDRA
ISSN Impreso: 2304-2494 ISSN Electrónico: L2644-397X Año 6. Número 7. Mayo 2017
- Octubre 2017